Entras en la escalera de lo oscuro,
manos en la pared te acechan,
se te acercan las lámparas y te besa la luz,
los ritmos del aire te quisieran poblar.
En un recinto opelecente,
una tendencia simple a la penumbre,
flama de incitación.
Ese brebaje que te bebes es el tiempo.
Lo que dicen mis labios es la sal
(la sal que trajo la fortuna para escarchar el borde de tus labios.)
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